Hay tantas historias relacionadas con la Navidad como hogares en el mundo, también yo quiero reflexionar casi al pasar y compartir un par de líneas.
La navidad es una celebración cristiana, que festejan tanto los que creen como los que no, una fecha particular que se determinó conmemorar el nacimiento de Jesús el hijo de Dios hecho hombre, eso lo sabemos casi todos, al menos si no lo olvidamos aún.
Tradiciones, costumbres, ritos, eso es en gran parte la Navidad. Desde vestirse especialmente para homenajear al cumpleañero, ir en familia a la Misa de Gallo, brindar a las 12 en punto y otras tantas “razones” de vivir la nochebuena.
De lo que estoy seguro es que en esta noche especial, lo que no faltará en ningún hogar es el recuerdo de aquellos que ya no están, anécdotas, historias y momentos vividos con personas que dejaron su huella en nuestras vidas. Lágrimas, risas, emociones que nos devolverán a ese instante único casi de forma mágica.
Esa es la magia de la Navidad.
Todo cambia y eso en algunos casos eso es bueno, ya sea por ajustes económicos obligados o por razones más de conciencia, habrán muchos cambios como : las mesas navideñas que rebosaban de platos con menues especiales, recetas exóticas que nada tenían que ver con nuestra zona y especialmente con nuestra temperatura (no es lo mismo comer un pan dulce con -0 °C que hacerlo a 44°C de sensación térmica por decir algo). Familias que cambiarán su especial menú navideño por algo más sencillo, por algo mas tradicional acorde a la región y la diferencia en costo ($$$) entre comprar pavo, lechón, pollo relleno, etc, lo donarán a aquellos que más necesitan. Iran por una mesa sencilla intentando de alguna forma hacer la nochebuena un poco mas equitativa, mas “parecida” a la mesa de miles de personas que vivirán la mesa de navidad como una mesa mas, imitando la cena que habrían vivido en aquel humilde pesebre en Belén.
Regalos tecnológicos, smartphones, tablets, grandes y ostentosos paquetes que a través de las cuotas del plástico intentarán reforzar el consumismo que de la blanca barba de un gordito empleado de la Coca Cola intentará mostrarnos que lo importante es cualquier cosa menos el verdadero sentido de la Navidad, de compartir y vivir la vida.
Estoy convencido que la magia de la navidad son los recuerdos que llegan al momento del brindis, en esa silla vacía, en esa ausencia que se hace más profunda en ese instante y la alegría de sentirse bendecido por la familia con la que se comparte, con la pareja, con los hijos y los afectos. O aún en la soledad elegida o no.
Ojala que más allá de la tecnología cada vez mas presente (molesta en muchos casos, a mi entender), mas allá de esos fríos mensajes de WhatsApp, de memes reenviados, de likes y de como se diga en Instagram, puedan darse muchos abrazos reales, muchos saludos y deseos verdaderos que refuercen el sentido del momento, de vivir la Navidad con la magia (Amor) que representa.
Hace poco vi parte de la película de Disney/Pixar, “Coco” y destaco algo que me llegó muy profundamente:
“…nadie se muere mientras alguien lo recuerde..”.
Ojalá que en esta navidad, en estas fiestas especialmente, todos podamos evitar que alguien muera recordándola con los mejores momentos compartidos.
Para no hacerla más larga y mirando a través de estas gotitas que me aparecieron en los ojos, me gustaría que me regales un par de minutos para responderte para tus adentros o compartir la respuesta a esta pregunta, lo consideraré como mi obsequio navideño. 🙂
¿Cuál sería el mejor regalo que pudieras dar en esta navidad? ¿A quién?
Valoremos el sentido de esta fiesta celebrando una Feliz y bendecida Navidad.
@alejus